sábado, 25 de abril de 2015

Un Proyecto en aproximaciones sucesivas

Por Luis Manuel Aguana

No sé si por razones de los humores fluctuantes que tenemos todos los seres humanos, a veces me despierto con la sensación que esto que nos pasa ha avanzado tanto que parece irreversible.

Cuando veo en el Metro a un montón de gente leyendo ese periódico propaganda que el régimen reparte gratis a las entradas de las estaciones me digo, ¿cómo es posible esto? ¿Cómo es posible que a la gente la jodan y la jodan de todas las maneras posibles y todavía lean la basura propagandística que el régimen desea que se lea? Es entonces cuando me invade esa sensación de desesperanza al presentir lo lejos que podría estar la solución de esta pesadilla.

Gracias a Dios que son pocos los días en que me levanto así. La mayor parte del tiempo apuesto por lo positivo. Que la mayoría de los venezolanos no somos masoquistas, que lo que hay que ser es más inteligentes y elaborar con trabajo arduo y persistente una salida a este laberinto que ya trae locos a algunos, que tratan de salir de él rompiéndose la cabeza en contra de sus paredes. Funesto error…

Eso me levanta el ánimo para ser cada vez más creativo. Y eso comporta trabajar con ahínco para encontrarle una buena solución a este problema tan complejo, en una suerte de composición semejante a la de hallar respuestas en lo que el cálculo numérico denomina las aproximaciones sucesivas.

El sistema de aproximaciones sucesivas plantea que podemos llegar a la solución final de un problema muy complejo a través de una cadena de resultados intermedios que convergen a esa solución definitiva. Pero hay que dar bastantes vueltas, donde partiendo del resultado intermedio vuelves a comenzar, y el siguiente resultado es a su vez es producto del primero usado como insumo.

Y así sucesivamente. En la medida que nos acercamos a la solución del problema vamos determinando si el resultado intermedio se “parece” a la solución esperada. Y paramos el proceso después de muchas vueltas cuando observamos que el siguiente resultado intermedio es igual al anterior, o diferente con un error pequeño tolerable, es decir que seguir dando vueltas no refina más el resultado, lo que indica que llegaste a tu solución final. Lo malo de este método es que no sabes cuantas vueltas terminarás dando, pero lo bueno es que invariablemente llegarás a una solución.

Algo así es lo que estamos haciendo con el Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/). Como su nombre lo indica, este es un planteamiento que hacemos al país para cambiar la manera de organización del Estado para producir bienestar y la mejor calidad de vida para la población. No es un programa de gobierno. Es un planteamiento estructural.  En la medida que lo hemos ido presentando la gente se enamora de un país posible, que si bien no existe ahora, existirá  si nosotros queremos. Cada vez que echamos el cuento me convenzo más que lo podemos hacer, pero hay que trabajar mucho para convencer a mucha gente. Esto es, ir en aproximaciones sucesivas.

A estas alturas creo que no importa quién lo plantee. Es necesario hacerlo porque el venezolano perdió, en términos generales, la esperanza que se puede ser mejor como sociedad, como país, y está prácticamente huyendo de su tierra. Lo que hasta ahora hemos oído de la clase política electoral es que a través de un cambio de la administración se resuelven los problemas estructurales de Venezuela. Es como si las columnas del edificio donde vives están agrietadas, y el edificio en riesgo de desplomarse, la solución sea cambiar a la administradora del condominio, ¡por Dios!.

La solución es que todos los propietarios tomen en serio el problema, reuniéndose en Asamblea de Propietarios y decidan qué hacer para reparar el grave daño estructural del edificio donde viven. Y después que reparen las columnas, que venga la administradora que quieran todos, pero a administrar un edificio en buenas condiciones.  

Pues bien, eso es lo que está ocurriendo en Venezuela. Algunos propietarios decidieron que irse del edificio es una solución para ellos. Nadie los critica aquí. Si pueden hacerlo que lo hagan. Pero existimos algunos que preferimos ir de apartamento en apartamento intentando convencer a todo el mundo que es mejor reunirse para ver qué hacer, no solo porque no nos da la gana de vivir en otra parte sino porque nos asiste el derecho de vivir mejor en nuestros propias casas, a pesar del gobierno. Y lo más asombroso es que en cada apartamento viven personas prodigiosas que no solo están en condiciones de aportar soluciones, sino que están en la posibilidad de conseguir hacer de ese edificio el mejor sitio del planeta para vivir.

Y eso es el Proyecto País Venezuela, la esperanza de convertir y mejorar lo que tenemos, reparando estructuralmente el edificio. Pero eso amerita que los propietarios se reúnan para estudiar los cambios en la estructura del país y echarlos a andar. Por supuesto que habrá que pasar por un período de ajustes e incomodidades mientras se hacen las reparaciones correspondientes.

El tiempo de ese ajuste lo determinará que tan claros estemos todos en cuáles son los cambios estructurales necesarios. Por ello es imprescindible tener un mapa, un planteamiento serio previo, ¡y eso es precisamente nuestro Proyecto! Se ha ido llegando a él por aproximaciones sucesivas. La seriedad del planteamiento a los propietarios del país y depositarios de la Soberanía hace que cada vez más personas indiquen que ese es el camino correcto, sin importar cual sea el desenlace de la situación del país que pueda derivar en el cambio de la administradora pero no en la reparación de la estructura.

Pero para aceptar que se puede resolver cualquier problema es necesario una condición previa: una disposición mental positiva. No amanecer cada día pensando que “nos ganaron” porque entonces ya perdimos. Puedo entender que algunos piensen que la única “salida” al problema de Venezuela es Maiquetía, pero también me gusta pensar que hay otros que creemos, sin llegar a ser suicidas, que podemos recuperar a nuestro país. Y que más temprano que tarde todos los propietarios comenzarán a moverse en la dirección correcta.

Sin embargo, todos los días nos encontramos con un bombardeo de opiniones que van en la dirección de abandonar el edificio. Que esto es irreversible, que el edificio se terminará cayendo y lo que hay que hacer es huir de él sin mirar atrás. Pero hasta donde yo sé en política nadie tiene una bola de cristal y lo cierto es que el resultado final de todo lo que pase lo determinaremos nosotros de acuerdo a lo que hagamos hoy. Nadie vendrá de afuera a administrar el condominio ni mucho menos a reparar las columnas; y por más ayuda que ofrezcan los vecinos, esta no se concretará sino hasta cuando nos vean a nosotros cargando el cemento para repararlas. Sigo convencido en que pronto nos verán, como resultado del proceso de aproximaciones sucesivas, y cuando eso pase  tal vez ésa sea la última vuelta para llegar a la solución final del problema…

Caracas, 25 de Abril de 2015

Twitter:@laguana

lunes, 6 de abril de 2015

Venezuela, República Federal (II)



Por Luis Manuel Aguana

No solo en las grandes obras de arte, como en el caso de El Greco, el fondo constituye no solo un factor importante en lo que el artista quiso expresar al pintarlo (ver extraordinario documental “Fondo para un Caballero” en https://vimeo.com/15425059) sino en la verdad histórica misma de la obra, que es lo que al final queda para la posteridad.

En efecto, en las diferentes restauraciones hechas de la obra de El Greco, El Caballero de la Mano en el Pecho, se ha desdibujado, de acuerdo a las investigaciones realizadas, lo que el autor realmente pintó en el lienzo, cambiándose así lo que originalmente fuera su obra. En otras palabras lo que un artista siglos antes quiso mostrar, se distorsiona con los años, de la mano de quienes paradójicamente la pretenden salvar de la destrucción del paso del tiempo. Pareciera un juego de palabras pero desafortunadamente no lo es…

Pues bien, de tantas Constituciones que hemos tenido, pareciera que de la mano invisible de muchos restauradores se ha ido perdiendo el fondo mismo que pintaron quienes hicieron la primera, los autores de la obra original. Y cada “artista” restaurador le ha puesto su propia “pintura”, dando como resultado que lo que ha llegado hasta aquí no es más que una vaga réplica de la obra original.

Porque lo que al final se desea es que esa obra no solo refleje el espíritu y razón de quienes fundaron la República, sino el sentido del porqué lo hicieron, aunque quienes vinieran posteriormente le imprimieran una orientación completamente diferente, al punto que ha llegado distorsionada hasta nuestros días, agravándola cada vez más y en modo superlativo. Veamos por qué.

La Constitución Federal de los Estados de Venezuela de 1811 es la primera del mundo hispánico y la primera que adopta la forma Federal del Estado. “En la Constitución de 1811, además de las influencias del liberalismo político de la revolución francesa, recibió la directa influencia de la Constitución estadounidense en la configuración del estado como un estado federal, fomentaba dicha recepción por la situación de autonomía local que tenían los cabildos y ayuntamientos de las provincias que luego conformaron Venezuela” (ver Constitución Federal de los Estados de Venezuela de 1811 http://goo.gl/RTsMoz).

¿De dónde salió toda esta fundamentación filosófica? De acuerdo al relato de mi estimado profesor, el Dr. Asdrúbal Aguiar (oír la intervención del Dr. Aguiar en el Foro de El Nacional del 21-07-2014 en https://soundcloud.com/laguana-1/intervencion-del-dr-asdrubal-aguiar-foro-el-nacional-21-07-2014) sus autores que eran en su mayoría los intelectuales de la época, la gente más ilustrada de su tiempo en Venezuela: “No debemos olvidar que el Congreso de 1811 cuando se construye, se integra, el 78% de sus miembros eran egresados de la Universidad Santa Rosa de Lima y Tomas de Aquino, que era como se llamaba, y todos ellos en conjunto Doctores en Letras, Doctores en Canon, Doctores en Derecho Civil, y una vez como cae la Primera República uno advierte el gran dilema, inclusive de corte escolástico, para sofisticar el comentario, en el momento en que Bolívar hace preso a Miranda en La Guaira, y Miranda dice “Bochinche, bochinche, bochinche, este país es todo bochinche”, Bolívar tiene un pasaporte con el que viaja a Curazao y luego a Cartagena. ¿Qué dice en Cartagena Bolívar? Refiriéndose a los señores de 1811, que en su mayoría determinante eran civiles ilustrados, decía “estos señores creen que están en Grecia, que construyen Repúblicas aéreas que no se condicen con la situación y realidad del pueblo venezolano, no preparado para el bien supremo de la libertad”

Es posible que el Libertador tuviera razón al criticar a los autores de 1811, que no estábamos preparados para disfrutar “el bien supremo de la libertad”. Eso lo podía decir una persona de la ilustración de Simón Bolívar frente a un pueblo que difícilmente sabía leer y escribir, y estaba en el oscurantismo como nación. Que debíamos ser conducidos como niños por quienes eran los más esclarecidos y estudiados. ¿Pero creen ustedes que luego de más 200 años todavía estamos en esa situación? Hay algunos que todavía lo piensan así y nos tienen atados a ese oscurantismo del pasado.

El pensamiento mas ilustrado de la época redactó una Constitución Federal para Venezuela que incluso incorporó la figura de las Constituciones Provinciales donde “…cada región tenía la potestad de administrarse y regirse de forma autónoma mientras no se contrariasen los principios de la nación. Una vez efectuada la elección de diputados provinciales para el Congreso de las Provincias de Venezuela, las Legislaturas Provinciales recibieron la exhortación para que dictasen sus propias Constituciones, aunque no todas las provincias tuvieron la oportunidad de redactar una antes de la caída de la Primera República”(ver de nuevo  http://goo.gl/RTsMoz).

El Libertador, como ya hemos descrito en notas anteriores, hizo duras críticas a la forma Federal del Estado de la Constitución de 1811 en el Manifiesto de Cartagena del 15 de Diciembre de 1812, y a la cual atribuye la caída de la Primera República, entre otras razones por la discusión en torno a la subdivisión del país, en especial la Provincia de Caracas, que generó rivalidades y ambiciones de poder (ver Federalismo del Siglo XXI en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/05/federalismo-del-siglo-xxi.html) y principalmente porque no se podía manejar una guerra sin el control centralizado del Estado. Y esa fue la constante histórica de nuestro devenir constitucional.

Pero lo más importante de esta discusión y que hay que resaltar en mayúsculas en toda esta historia es que ese debate se distorsiona, no ya en cómo debe ser la forma ideal del Estado en la Constitución- porque el Libertador acepta que la forma Federal es la mejor (“El sistema federal, bien sea el más perfecto y más capaz de proporcionar la felicidad humana en sociedad, es, no obstante, el más opuesto a los intereses de nuestros recientes estados” Simón Bolívar en el Manifiesto de Cartagena de 1812)- sino en quien administra el poder y porque.

El Dr. Aguiar indica en la extraordinaria cátedra que nos dispensó en el Foro de El Nacional del 21 de julio de 2014 que cuando la Constitución de 1999 nos amarra al pensamiento doctrinario de El Libertador “…los venezolanos nos compramos una Constitución en donde el individuo se subordina al Estado (Art. 1, 3, y 102) y en donde el individuo no tiene la posibilidad de rezarle a Francisco de Miranda o Andrés Bello, sino a Simón Bolívar…Cuando en el Artículo primero se condiciona todo el devenir venezolano a la doctrina y el pensamiento de Simón Bolívar, esto tiene mucho significado desde el punto de vista constitucional, y un significado trágico.”. Todavía se sigue considerando que los venezolanos somos aquellos ignorantes de pantalones cortos donde el Estado debe todavía tutelar el crecimiento de la gente, amén de ser el pasto fundamental de donde se sostienen los sistemas autoritarios y dictatoriales. Ya es hora de romper esas cadenas…

Para nosotros en el Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) no existe ninguna duda, así como tampoco la tienen intelectuales de la talla del Dr. Asdrúbal Aguiar, de que hay que discutir de nuevo la Constitución porque está mal hecha y porque descansa sobre unos principios que contrarían la esencia misma descentralizadora del Constituyente de 1811: “Por eso es que cuando hacía la síntesis final de la Constitución decía, esto es una suerte de matrimonio morganático, vista en su parte relacionada con los Derechos Humanos podría decir uno que allí está la Revolución Francesa pero en términos inflacionarios. Hay mucho nominalismo libertario, pero la segunda parte es la configuración del antiguo régimen….Se crea un Estado centralizado, se elimina la autonomía municipal…se condicionan las competencias municipales y estadales a las leyes nacionales, se le entrega al Presidente de la República mediante lo que originalmente se llamó en los debates constituyentes las leyes de base, copia del modelo constitucional cubano, pero para evitar el escándalo volvieron a la figura que se trata de leyes habilitantes, pero habilitantes que en defecto de la tradición constitucional nuestra permite habilitar al Presidente para que pueda hacer todo lo que le de la gana en materia legislativa sin ningún tipo de limitación, y por si fuese poco se incorpora un capítulo de Seguridad Nacional en donde el concepto estratégico de la Nación lo define el propio Presidente de la República, bajo una perspectiva en donde la Seguridad Nacional incluye todo, hasta la forma de caminar de los ciudadanos en Venezuela. Conclusión: ¿Para qué sirve la Constitución del 99? En perspectiva democrática, para nada. Dentro de la perspectiva de lo que ha vivido el país en los últimos 15 años, ha servido para todo…”.

Ya solamente con esto deberíamos ahora mismo estar convocando al Constituyente para cambiar la Constitución de 1999. Como indicaba al principio de esta nota, nuestra intención ha sido preservar el espíritu de los autores originales, pero esta vez haciendo las pinceladas correctas para adecuar ese espíritu a nuestros tiempos, restaurando una obra magistral, convencidos como estamos que la obra original es lo más adecuado para nuestro futuro. De eso se trata el Proyecto País Venezuela.

El Dr. Aguiar decía acertadamente en su exposición que “…el gran drama debería ser o podría ser la posibilidad de que Venezuela para reconstituir su urdimbre social vuelva su mirada hacia la historia, no para congelarse dentro de ella, sino para visualizar…con la posibilidad de escoger una suerte de proyecto hacia el porvenir. O seguimos mirando en la fatalidad del gendarme necesario, o es llegado el momento de que nuestra gente logre emanciparse social y culturalmente para asumir a plenitud justamente aquello que (de acuerdo a) Simón Bolívar no nos había llegado, la posibilidad de disfrutar del bien supremo de la libertad.” . Miramos en la historia para escudriñar quienes somos, y no nos congelamos en ella. Se hizo ese Proyecto de una República Federal para un pueblo que dejó de ser ignorante en su gran mayoría y que creemos que ya tiene los pantalones largos para disfrutar “del bien supremo de la libertad”. El resto será pelear por ella civilmente para alcanzarla.

Caracas, 6 de Abril de 2015

Twitter:@laguana

miércoles, 1 de abril de 2015

¿PORQUE UNA CONSTITUYENTE? (V) NO ES UNA PANACEA, ES UNA NECESIDAD



En nuestro mundo político, conformado a través de 200 años de historia republicana y de 26 constituciones, relacionadas casi en su totalidad, a ideas provenientes de caudillos improvisados orientados dentro de un poder político centralizado, han impuesto un modelo donde se hace creer que los únicos “autores políticos” son los partidos políticas y aquellos que representan al Estado o al gobierno. El “pueblo”, como se identifica a la masa que conforma la sociedad civil, quienes son los que reciben directamente las consecuencias de sus acciones, malas o buenas, no son relevantes en términos políticos.  A ese pueblo nunca se le concedió un rol importante y jamás ha sido considerado como el verdadero protagonista de nuestro mundo político. Solo hasta hace 60 años (menos de 3 generaciones) se le asignó el derecho del sufragio universal. Chávez intentó, bajó el argumento que el poder originario reside en el pueblo, otorgar ciertas prerrogativas en la constitución del 99, como son los referéndums, pero él mismo  se encargó de imposibilitar su uso.    

Cuando estudiamos esa historia política y analizamos la causa del porque no hemos logrado un progreso justo y equitativo para todos nuestros compatriotas, se concluye que, aun con el petróleo, en ese tiempo no hemos sido capaces de establecer instituciones básicas que funcionen en provecho de todos. Hoy está claro que la única manera de conseguir instituciones justas y equitativas es mediante la participación de una sociedad democrática, o sociedad civil, desempeñando su papel político en el ejercicio de gobierno. Ese rol solo puede ser ejercido dentro de reglas de juego de una democracia pluralista. John Rawls (1921-2002) un reconocido filosofo político moderno, en su libro “Justicia como Equidad”, expresaba: “la concepción más moderna de justicia es la idea de una sociedad, como un sistema  equitativo de cooperación social entre la gente, de una generación a la próxima”. Lo anterior se centra en dos premisas fundamentales: La idea de ciudadanos como personas libres e iguales, y la idea de cimentar una sociedad bien ordenada donde tengan cabida esas instituciones básicas, reguladas por una concepción política de justicia de la propia gente y no de una autoridad superior, sean éstas laicas o religiosas. Esta concepción de justicia es más asertiva en la medida que la gente desarrolle a través del tiempo, más cultura política democrática de generación en generación, cuando los ciudadanos aprendamos que siendo solidarios en la cooperación social se logran más ventajas reciprocas que de no hacerlo. Rawls agrega que esta posición de justicia como equidad debe estar regulada por una justificación compartida entre nosotros adquirida a través de un equilibrio reflexivo, alcanzado mediante esa cultura política que cuando se somete al debate entre ciudadanos libres e iguales, logra alcanzar los consensos envolventes mayoritarios necesarios, en políticas justas y equitativas. En otras palabras, somos nosotros los ciudadanos los que impulsamos los cambios mediante un largo proceso que toma generaciones, siempre y cuando, se ejercite bajo democracias pluralistas y preceptos constitucionales que reconozcan que somos nosotros, organizados como sociedad civil, únicos signatarios de ese contrato social, y como tales principales protagonistas de la política, y NO el Estado o los partidos. En nuestro caso se tienen que cambiar la concepción constitucional tradicional donde se garantice el protagonismo de los ciudadanos en la política, dando la vuelta a una estructura del poder hacia un Estado realmente descentralizado y que establezca partidos políticos conectados a la sociedad civil y no a masas prostituidas, como medio para acentuar el populismo. En mi humilde opinión es un primer paso, largamente postergado, si deseamos encaminar a la republica hacia el progreso y bienestar de todos, bajo instituciones básicas sólidas, sostenibles en el tiempo. Así alcanzaríamos la primera constituyente salida del consenso envolvente de la sociedad civil mayoritaria.

Las posiciones opuestas a este planteamiento arguyen razones tales como: “Para que una nueva constitución si la que tenemos es buena”; ¡Es una idea descabellada!; “Para que más constituyentes vendidas como una panacea para luego, igual que hizo Chávez, ésta sea utilizada como instrumento para crear ilusiones en personas resistidas a cultivar virtudes ciudadanas”.  “Es un camino largo y tortuoso que necesariamente pasa por un CNE controlado por el PSUV”. Para muchos otros no resuelve el problema más inmediato y prioritario que es “salir del régimen”. 

En mi criterio la constitución del 99 no es balanceada y  no está bien concebida pero abre oportunidades para superar la crisis y el caos de ingobernabilidad. Desde su convocatoria a una asamblea constituyente, la cual nunca fue el reflejo fiel de la sociedad civil. En sus fundamentos no se establecen cuestiones  esenciales  en una democracia moderna, como definir “la separación de poderes” y como, no mencionar la representatividad, tan unida a la participación para dar valor a la sociedad civil. El termino “sociedad civil” solo se menciona en  la selección de miembros del CNE (Art 296). En una enmienda termina con la alternabilidad de los poderes de elección popular, base fundamental de la democracia. Aun cuando hace hincapié a un estado descentralizado (Art 158), esto no se refleja en el texto y es así como no le concede autonomía y autarcía financiera a las regiones. Para muestra observamos como  el Art 156 enumera 33 competencias del Poder Nacional, contra 11 del Poder Estatal (Art164) y solo 8 del Poder Municipal (Art 178). 

Creo que estamos ante una oportunidad única de “matar dos pájaros de un tiro”. En la actualidad el país democrático, representado en la MUD, se enfoca en lograr una mayoría de representantes  en las elecciones  de la Asamblea Nacional. Las encuestan confirman las grandes posibilidades de alcanzar ese objetivo. De ser así, y por sobre todo, de no lograrse la mayoría de las 2/3 partes en la Asamblea, o si ante una derrota cantada, Maduro, declarando un estado de excepción, decide hacer uso de la ley habilitante para suspender o posponer estas elecciones, se despejaría el camino para activar lo establecido en los artículos 347, 348 y 349; en particular el 347 el cual dice así. “El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente  originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva constitución”. El Articulo 348 permite convocar a esa Asamblea con el 15% del electorado, menos de 3.000.000 de firmas. Chávez utilizó su Asamblea del 99 para disolver los poderes constituidos de ese entonces. Como bien dice el dicho: “Lo que es igual no es trampa”. Por primera vez y debido a su pésima gestión de gobierno, el chavismo perdió su base popular de  legitimación y de sustentación electoral. Ellos son los que están contra las cuerdas, no nosotros. No será fácil, pero políticamente posible solo bajo una dirigencia opositora unida y decidida.

EDUARDO COLMENARES F.- MARZO 2015