martes, 20 de enero de 2015

El rol del parlamentario en tiempos de revolución



            Efectivamente vienen unas elecciones parlamentarias ¿cuándo? Cuando al gobierno le dé su gana. Además, en la forma que les de su gana, ya que Tiby y Sandra dan para todo. Ya Maduro dijo que eran en diciembre, pensando que habrá surfeado la crisis del desabastecimiento. Observo que los partidos políticos asoman la posibilidad de elegir candidatos por primarias o por consenso según sea el caso: tantas primarias y tantos consensos, como sea necesario, dicen los voceros. En la acera del frente opositora un reclamo ensordecedor por primarias para todos los puestos, que eliminen el 70% en la toma de decisiones que tienen reservado los partidos políticos, que el que llegue de segundo sea el suplente, que se abra la unidad democrática a los sectores de la sociedad, a los sindicatos, gremios profesionales, organizaciones sociales, vecinales; ello con la finalidad de tener más fuerza política, generar confianza en la ciudadanía e incentivar el voto, de cara a esta importante elección.

            Pero más allá del método para la escogencia de estos candidatos, está el tema del rol que deben tener los parlamentarios en la Asamblea Nacional (planteamiento que hicimos desde Anzoátegui Plural a la Mud). Porque en efecto el gobierno está muy claro en centralizar el ejercicio del poder, estatizar la economía y a terminar de vaciar de competencias a las gobernaciones y alcaldías, para consolidar el Estado Comunal, entre otras líneas de acción ¿Entonces? ¿Cuál es la política parlamentaria que desarrollaría el sector opositor? ¿Cómo se le da un parao a estas pretensiones?  ¿Cómo hacer desde el parlamento para fortalecer a la empresa privada? ¿Cómo hacer para desconcentrar competencias del poder central? ¿Cómo hacer para impedir que se vacíen de competencias las gobernaciones y alcaldías?  

            Planteo esto para no repetir errores. Parlamentarios que no tienen respuesta frente a la arremetida revolucionaria, que se dejan apabullar por el chavismo, que no han presentado propuestas legislativas con movilización de la ciudadanía, que lo que hacen es abandonar y peor aún no asisten al parlamento. 

Además para reforzar que si se escogió el camino democrático y constitucional, debemos estar a tono con una sociedad que demanda su ejercicio efectivo. Lo cual implica propuestas legislativas que deben ser discutidas con los ciudadanos, para luego hacer presión frente al chavismo. No se pueda hacer política sin gente, la política es razón y fuerza y esa fuerza requiere seguidores de una idea, de un planteamiento, de un proyecto, de una dirección. Pienso, que la dirigencia política opositora se acostumbró a un espacio de confort que le brindó la generación del 28 y se quedaron allí. Pero ahora, los tiempos han cambiado y necesitamos hacer política con estas realidades. 

La realidad de estos tiempos nos conduce a entender que la defensa de los  valores de libertad e igualdad, no son suficientes, que en la cultura política del venezolano están presentes otros valores como la solidaridad, inclusión, reconocimiento y lucha contra la pobreza, que se deben atender. Enfrentar un concepto revolucionario de cambios profundos que elimina lo que existía, que además se ejecuta, a trocha y mocha, desde el poder, no es fácil. Hay que proponer cambios profundos desde la sociedad, para ello organizar a esa sociedad, que le dé capacidad de frenar la pretensión revolucionaria, de acabar con todo. ¿Esto se pueda hacer desde la Asamblea Nacional? Sí, se puede frenar, porque la solución de fondo es el Proyecto País Venezuela Reconciliada, vía constituyente, con la cual conjugamos y en cuyo camino trabajamos. Pero, para ello es indispensable una agenda legislativa y unos parlamentarios que con honestidad se dediquen al trabajo parlamentario de organización ciudadana que frene las pretensiones revolucionarias. 

Carlota Salazar Calderón


@carlotasalazar

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