Por Arq. Luis Granados
Cambio
profundo, radical y estructural del sistema, nos exige a la gran mayoría de los
venezolanos como una verdadera solución
a esta crisis extrema que vivimos en esta hora menguada de la república. Venezuela
se ha hecho inviable, ingobernable, con el actual sistema centralista, donde el
régimen no acata la Constitución, sino al Plan de la Patria que viene a ser la
Constitución Comunista paralela que aplican e imponen desde la Sala
Constitucional del TSJ, para consolidar su proyecto totalitario y militarista.
Donde no se acata la constitución, no hay patria. Y además, porque no decirlo,
Venezuela no debe seguir en manos de un reducto de fracasados y resentidos, traidores
a la patria que han hecho del país y sus riquezas un botín tomado por asalto.
Venezuela
hoy, como nunca, requiere de la unidad verdadera de todos reconciliados,
reconciliación que no implica impunidad, la unidad para el progreso, para la
justicia, para la libertad, unidad para disfrutar de una fuerte y verdadera
democracia. La unidad para tener una patria grande y generosa donde todos
cabemos y podamos realizarnos plenamente como ciudadanos con deberes y
derechos. Para ello debemos hacer grandes cambios en nuestra tradicional e
insustancial manera de concebir a nuestro país y asumir con coraje y dignidad
la responsabilidad de su presente y el deber de hacerlo grande y sentirnos
orgullosos de él.
Esto
solo es posible si transitamos unidos y convencidos, sin distingos de ninguna
naturaleza y sin mezquindad, el camino hacia ese cambio mediante un proceso
constituyente, robustecido con las mejores ideas y proyectos para la patria
grande de todos y para todos, por lo que su éxito no puede llevar la impronta
de un partido o de un liderazgo, cualquiera que sea, pues se estaría
desnaturalizando la esencia misma que significa la elaboración entre todos de
un nuevo pacto social entre gobernantes y gobernados, en donde todos los
actores, sin excepción alguna, que hacen vida activa en el país estén auténticamente
representados mediante unas reglas comiciales que lo garantice sin ventajismos
de ninguna naturaleza, pues es sobre sus hombros y no sobre los de unos pocos que se refundara la nueva
Venezuela. Hacer lo contrario es hacer lo hecho con las constituciones que
hemos tenido desde la fundación de la república, constituciones hechas a la medida
de los mandatarios de turno o de grupos influyentes beneficiarios particulares
del sistema, o constituciones de “quítate tú para ponerme yo”, eso sería detestable,
irresponsable y anti venezolano en el momento actual.
Este
proceso constituyente debe ser originario, convocado por la Sociedad Civil
Organizada en sus diferentes formas de expresión, que es la depositaria del
poder originario y de la soberanía nacional, proceso que nos convoca a dar
previamente un gran debate nacional sobre el país que queremos tener y vivir en
él, que defina claramente si deseamos seguir con el centralismo castrante del
desarrollo de las regiones o el empobrecimiento de los municipios, o por si por
el contrario ir hacia un estado descentralizado en donde estos entes gocen de
la autonomía que les permita administrar sus riquezas y potencialidades de
desarrollo. Debate que permita a los venezolanos definir entre la estatización
de los recursos y de los bienes o el disfrute pleno de la propiedad privada y
el libre ejercicio para la producción, debate que contemple la necesidad o no
de acometer un proceso de reingeniería de nuestras Fuerzas Armadas, la
descentralización y regionalización del Poder Judicial, la Educación, la
Vivienda, la Salud, la eliminación de los terrenos baldíos y darlos en
propiedad para la producción alimentaria, descentralizar para las regiones y
municipios la administración de impuestos como el IVA, sobre la renta,
inmobiliarios etc., que todos los venezolanos disfruten de por vida de un
Seguro de Vida otorgado de los dividendos de PDVSA. Debate que abarque en fin,
todos los ámbitos de la dinámica de un país de manera seria, responsable y con
amplio sentido nacional.
Al
respecto un grupo de Tachirenses, “Gochos,” hemos venido por todo el país
impulsando, promoviendo y debatiendo un “Proyecto País, Venezuela Reconciliada,
vía Constituyente” (descargar libro desde http://goo.gl/HIOlYC),
con gran acogida entre todos los sectores de la Sociedad Civil participantes.
Proyecto País, que hemos dado en llamar la Rebelión de las Regiones y de sus
líderes, que empoderados de su propio proyecto regional, municipal y con visión nacional reclamen y
hagan sentir sus derechos a vivir y
realizarse plenamente, proyecto que sin pretender ser un dogma, recoge en extenso gran parte de estas
premisas fundamentales que hoy en Venezuela se reclama sean una realidad. Y es
por ello que considero aventurado asumir el proceso constituyente, que supone
un gran acuerdo nacional en estos momentos de profunda crisis, con la ligereza propia
de una acción política puntual más, a la que durante tantos años se ha
recurrido, para resolver problemas coyunturales de la política tradicional pero
intrascendentes para la nación; o para cumplir una agenda válida para
parcialidades, pero sin importancia vital para la gran mayoría y el común de
los venezolanos que sufren día a día las penurias de la crisis que nos agobia y
pone al borde de una gran confrontación civil, incluso militar.
No
debe ser así, el daño seria profundo e irreparable, en ese sentido debemos toda
la Sociedad Civil exigir y dar éste
debate trascendente, responsable y patriótico, por demás constitucional, que
permita a los futuros constituyentes llevar a la Asamblea Nacional Constituyente
la idea y mandato claro de las regiones y del país que aspiramos tener todos y
no el que a espaldas de la gente o por acuerdos soterrados se pudiese elaborar
en oficinas de políticos sin visión de estado, o de representantes del
centralismo que desde la colonia hasta nuestros días hemos tenido y se han lucrado de él sistema, en desmedro de la mayoría
nacional cada vez más empobrecida.
Este
proceso constituyente no puede ser una desesperanza más para los venezolanos,
ya es suficiente con todo lo que últimamente ha pasado, desanimando a amplios
sectores de la población a participar políticamente. Es por lo que este proceso
supone que a todo aquel que apoye y firme
su convocatoria, se le haya dicho con claridad absoluta y sin dobleces
en que consiste el mismo y como lo llevaremos paso a paso hasta el final, incluidas sus bases comiciales. Que sepa que al firmar su apoyo y convocatoria
está convencido y comprometido con el deber de todos de hacerlo respetar con la
firmeza, la convicción y el coraje que supone refundar la nueva república,
invocando incluso del art. 350, de ser necesario hacerlo; pues en él están
depositadas todas las esperanzas y el futuro libre y democrático de nuestra
patria, por lo que no se deben dejar flancos por los que el régimen pretenda o
pueda impedirlo, como en efecto lo intentara.
Así
que sus proponentes debemos más que nadie tener muy claro el tamaño del
compromiso que tenemos con Venezuela “de la carrera no queda sino el
cansancio”; por el contrario, debemos darle
unidos la fortaleza absoluta con suficientes e irrefutables soportes para
hacerlo respetar ante las instancias nacionales o internacionales necesarias y
permita con convicción total de que nos asiste la razón y la verdad que
justifica su defensa en el terreno que sea necesario hacerlo todos los
venezolanos amantes de una patria libre, justa, solidaria, democrática y
prospera.. No nos está permitido perder, solo nos queda triunfar, y triunfar
todos!