Más
que una actividad, aislada que se realizó este sábado 25 de Octubre en la
cancha de la Avenida Pedro María Freites de Barcelona, es una nueva forma de
hacer política, desde la expresión ciudadana. En Anzoátegui Plural, movimiento
político social que trabaja en la construcción de ciudadanía, hemos decidido
asumir el tema de la constituyente como la herramienta a través de la cual
podemos lograr los cambios que requiere el país. Pero cuando hablamos del tema
la gente siempre se detiene a preguntar y a preguntarse ¿cómo lo hacemos? ¿El
chavismo lo permitirá? ¿No será una trampa del chavismo para constitucionalizar
el socialismo? ¿La gente estará dispuesta a firmar? ¿Podrá pasar lo mismo que
con la lista de Tascon? Las preguntas guardan relación más con el procedimiento
a utilizar y con que se presente una fórmula mágica que permita ganarle al
chavismo y sacarlos del gobierno. Pero resulta que el llamado a una Asamblea
Nacional constituyente va más allá que “Maduro vete ya” o “No volverán” y no depende
de la fuerza del gobierno, sino, de la fuerza de la sociedad. Lejos de ser un
espacio para la revancha y la venganza, es un tema de reconciliación
nacional.
Por
ello, más que hablar de cómo fregamos a los chavistas, debemos hablar de cómo
soñamos con los cambios que queremos, para lo cual, repito, utilizaremos la vía
constituyente. Ese es el punto. Porque la gente dice que quiere cambiar, sabe
que se necesita un cambio, pero termina plegándose al sistema, termina conformándose
con lo que hay, porque se siente impotente frente lo que ha denominado Alain
Touraine el discurso interpretativo
dominante, que no es otra cosa que las ideas que impone el sistema
orientado por los grandes intereses: sociales, políticos y económicos. Es
decir, el discurso impuesto por los poderosos del mundo para dominar. Entonces,
siempre hablamos de un cambio, pero no podemos hacer nada: nos conformamos.
Es
allí donde entrar la capacidad de soñar. Soñar con un cambio en el país en
donde las necesidades de la gente sean tomadas en cuenta para la creación de
las leyes, donde la sociedad pueda expresarse e involucrarse efectivamente en
la gestión pública, cambiar el esquema centralista y autoritario del ejercicio
del poder.
Pero ¿dónde
está la fuerza para el cambio? ¿En el gobierno o en la sociedad? En la
sociedad. Esa fuerza, ese espíritu hegeliano de la sociedad es la ley de arriba
que rige manifiestamente a la luz del sol, tiene su vitalidad real en el
gobierno. El gobierno es el espíritu real reflejado en sí, el simple sí mismo
de la sustancia ética total: Gobierno-Comunidad en un todo.
Por lo tanto el tema es canalizar esa
necesidad de cambio en la sociedad venezolana, mediante la organización social
y a través de la asamblea nacional constituyente. Para que podamos hacer lo que
establece el artículo 347 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela: “El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente
originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una asamblea nacional
constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo orden
jurídico y redactar una nueva constitución”. En esa asamblea debemos estar
“todos”. Entonces, no se trata de aplastar al chavismo, al adeco o al copeyano,
NO, se trata construir entre “todos” un
nuevo orden social. Es este el fondo del asunto y, por ello, es la gente que
debe hablar sobre la constituyente.
Carlota Salazar Calderón
@carlotasalazar
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