Por Luis Manuel Aguana
Dicen en oriente que "cuando el perro muerde a su amo, así será
de bravo el bicho!". Así me sonó el Padre Ugalde en su clamor por un CNE
justo y una oposición que lo reclame, como lo hemos gritado muchos desde el año
2004 (ver Constitución, movilización y votación, contra viento y marea http://elrepublicanoliberal.blogspot.com/2014/10/luis-ugalde-constitucion-movilizacion-y.html).
Ojalá que los amigos del Grupo La Colina lo escuchen y, de seguir siendo los
representantes técnicos de la oposición bonita ante el CNE, dejen de permitir
que nos metan más "strikes" como las captahuellas en las mesas de
votación, o los cambios de circuitos ilegales.
Cuantas veces aquellos que nos tildan de radicales hemos pedido eso de
un "CNE justo" y condiciones electorales transparentes, más aún, que
aquellos que se dicen opositores dejen de aceptar lo inaceptable. Esas lluvias
trajeron estos lodos. Y es por eso que tienen auditorio quienes afirman que
"esto no sale con votos".....
Las recientes elecciones del Colegio de Ingenieros de Venezuela son
una prueba de lo contrario. Es posible que esto se resuelva con votos si el
proceso es abierto, sin máquinas, con escrutinios manuales de la voluntad
popular y con toda la observación del mundo posible. Pero ¿cómo conseguimos eso
en una dictadura que no jura sobre la Constitución, sino sobre un Plan de la
Patria comunista?
Por esa razón debemos ahora hilar más fino en relación a nuestra
propuesta constituyente porque como ya se está diciendo, el diablo anda suelto
aprovechando indulgencias con escapulario ajeno.
Desde el Proyecto País Venezuela nunca hemos propuesto utilizar
ninguno de los poderes constituidos para este llamado Constituyente. Nadie sino
el pueblo mismo organizado debe validar la existencia de los convocantes, ya
bien sea a través de una organización de la sociedad civil ad-hoc creada para esos
efectos; o bien a través de un sistema organizado basado en Asambleas de
Ciudadanos donde esas firmas se recojan en planillas diseñadas para ello y
queden Actas estableciendo esa voluntad del pueblo. Ya hemos circulado el
modelo de planilla que proponemos para eso (ver Planilla de Recolección de
Firmas - MID en http://goo.gl/Kb8pgB).
Un sistema basado en Asambleas de Ciudadanos sería interesante ya que cada
comunidad sabe quien vive y quien no vive en sus predios, lo que hace indubitable
para nadie que ese llamado verdaderamente se corresponda a una decisión del Soberano.
Una Asamblea de Ciudadanos es un mecanismo igualmente constitucional que esta
por sobre cualquier invento que pueda realizar el régimen, y es sobre todo
abierto. De allí podrían incluso salir los candidatos a representantes en esa Constituyente
en todo el país.
En cualquiera de los casos, esas voluntades deben ser organizadas y
conservadas con las suficientes garantías para ser presentadas al país y al
mundo en el momento político más conveniente. Y si aun demostrando que se
tienen las suficientes voluntades para realizar una Asamblea Nacional Constituyente
el régimen se niega a hacerlo, tendrá necesariamente que ceder a la presión de
la voluntad popular y a la convocatoria que el mismo pueblo se de cómo Poder
Originario.
Entonces, para que una solución civil sea posible sin que
lleguemos a la violencia es necesario que nos contemos de una manera pacífica.
Y la lógica indica que eso es parte de nuestra lucha cívica en dictadura. Lo
que podemos hacer los ciudadanos es resistir civilmente, insistiendo en las
calles por un proceso que nos reunifique para reconstruir el país poniendo como
condición indispensable que el voto sea transparente.
Nuestra propuesta insistente es la convocatoria a una
Asamblea Nacional Constituyente como mecanismo de reencuentro real pero
requiere que los votos sean contados de una manera tal que todos los
venezolanos tengamos el convencimiento que el proceso fue limpio y
transparente. ¿Y cómo lograr un voto transparente? ¿Cómo lograr que un régimen
de esta naturaleza se cuente?
La respuesta sigue estando en las calles. Pero con una diferencia: una
cosa es protestar en las calles para que el régimen se vaya y otra muy
diferente es exigir que se cuente democráticamente. Y no solo es diferente ante
los ojos de los venezolanos sino ante al mundo entero. Una cosa es que nos vean
en el mundo pidiendo por la renuncia de un régimen al que perciben en todas
partes como electo con votos en democracia; y otra muy diferente es exigir,
como lo indica la Constitución, la convocatoria a una Constituyente con unas
firmas que demuestren la validez de esa convocatoria y que esos delegados
Constituyentes sean electos sin las maquinitas del régimen, con votos abiertos
a los ojos de observadores nacionales e internacionales. Voto Transparente debe
ser la consigna.
Nadie
puede negarnos la democracia. Ese es el estandarte del mundo civilizado.
Si el Poder Originario del pueblo venezolano no se impone ahora debido a la fuerza
de unos poderes constituidos corruptos, a la larga terminará imponiéndose en la
misma medida que ese pueblo entienda bien quien es el verdadero dueño de la
soberanía.
No vemos otra salida a la potencial violencia que la situación actual somete
al país. Al régimen no le está quedando otro expediente sino el de la provocación
violenta para desviar la atención de un pueblo al que no le puede materialmente
cumplir. Al sistema comunista no le queda otra alternativa que llamar a la
violencia para imponerse. Y si pisamos ese peine estaremos luchando con
desventaja en su terreno. Nuestra ventaja sigue estando en la paz y en el voto
transparente como solución a la violencia, siendo esta la vía más idónea para
recuperar la democracia en Venezuela.
Caracas,
4 de Octubre de 2014
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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