Bailando al mismo ritmo, nunca no se pierde el paso
Germán Valdés(“Tin-Tan”)
Formato
del Futuro...
Hace más de sesenta años se engendró en Cuba, la Isla más grande del Caribe, un metastásico régimen comunista. Una forma de Gobierno que, con el transcurrir del tiempo, ha contaminado muchas regiones del mundo, especialmente, las del Continente Americano.
Los efectos de este tipo de regímenes son parecidos al del
consumo de drogas, a decir de especialistas en la materia. Al principio,
genera un efecto bondadoso. Alienta la alegría, la amistad, la hermandad.
Prometen el Cielo y El Paraíso. Después nunca cumplen, es cierto. Pero mientras
registran la euforia y hacen sentir que son personas de bien, poderosos e
irresistibles, se las ingenian para abrirle espacio a la osadía, la agresividad
y la violencia. Mejor dicho, a los instrumentos ideales para el sometimiento
colectivo y la construcción de la sumisión ciudadana.
Los mismos expertos que formulan la acertada comparación
estupefaciente-comunismo, añaden que la ingesta de drogas es costosa. También
que sólo es posible disfrutar de ella, si se dispone de un bolsillo
cargado de recursos, lo suficientemente abundantes o suficientes, como para que
permitan el derroche, la buena vida, y la posibilidad de comprar y
conquistar simpatías.
Como quiera que dineros no ganados tienen vida efímera,
entonces, hay que optar por lo ajeno, apelando a cualquier artilugio, a
sabiendas de que aquello durará poco, por lo que, inevitablemente, habrá que
tomar anticipadas previsiones para el momento cuando propaganda y falsa imagen
no sean importantes, mucho menos, convincentes. Ante el derrumbe de las falsas
bondades, por supuesto, se hacen presentes los desencuentros de congéneres,
seguidores y de adulantes. La vida en soledad extrema.
Estar y sentirse solos es suficiente para justificar
la necesaria apelación a las descalificaciones. Peor todavía, al desarrollo
incontrolable de la violencia en una obsesiva facturación emocional en contra
de traidores, sin importar que lo sean o no. Lo importante: que faciliten el
empleo de sistemas eficientes para destruir, desconocer derechos ajenos. El
resultado ante semejante actuación no es otro que el mismo que en todas partes,
cuando el comportamiento ha sido el descrito: terminan convirtiéndose en
enemigos públicos y peligrosos de su sociedad y de las ajenas, por lo
que, para defenderse, se ven obligados a atrincherarse, a divorciarse de la
realidad, hasta que terminan siendo –para fortuna de la humanidad- sentenciados
y encarcelados; destruidos moralmente.
Para la década de los 50, Cuba, la próspera Cuba, era
considerada, además, la Meca del Turismo de El Caribe. Además, era conocida por
su considerable y eficiente producción de caña de azúcar, como de sus famosos
y competitivos Habanos. Sus habitantes, poseedores de un alto
standard de vida, gozaban de incluir, porcentualmente, la clase media más
grande de toda América Latina.
Por su parte, Venezuela, hasta los años 90, fue considerada
como la nación más rica de esa misma América Latina.
Al final, ambas sociedades fueron infectadas por el virus de la revolución comunista. Primero Cuba, que promovió y financió varios intentos de contaminar el Continente, echando raíces en muchos países. Causó mucho daño -y muertes- pero no logró su cometido, quizás porque desestimó las condiciones culturales y geográficas, precisamente en los momentos más importantes para alcanzar su objetivo. Hay casos como los que se sucedieron en Bolivia, y que aún siguen dando de qué hablar. Allí el ejército capturó y dio de baja el 8 de Octubre de 1967 nada más y nada menos que a Ernesto “Che” Guevara, un guerrillero invasor apoyado, asistido y financiado por el Gobierno cubano.
Antes, ese mismo Gobierno había fijado su objetivo en
Venezuela. Pero las Fuerzas Armadas democráticas rechazaron un intento de
invasión por la playa de Machurucuto, al este del Estado Miranda el 8 de Mayo
de 1967. Es decir, registraron la misma respuesta que se produjo 5 meses
después, cuando, creyendo que sería más fácil incursionar y tomar el control de
Bolivia, debieron aceptar la muerte del antes citado emblema de la lucha
armada regional. ¿Por las fuerzas armadas bolivianas con la asistencia y apoyo
norteamericano?. ¿0 cumpliéndose un objetivo estratégico de parte de su propio
compañero Fidel Castro, al considerarlo un líder en ascenso, con
suficiente fuerza como para asumir la exigente tarea del reemplazo?.
La Venezuela de los 80, por su parte, fue sometida a otra
serie de experiencias violentas, entre las que se recuerdan con mayor inquietud
el célebre “Caracazo” en 1989. Los análisis describen que,
aprovechándose del descuido y de la apatía política de
sus ciudadanos embriagados por el flujo de dinero que ingresaba por la enorme
riqueza petrolera, los partidos políticos hicieron que todo terminara en
tragedia. Ellos, sencillamente, descuidaron su función social. Se
convirtieron en maquinarias electorales con objetivos y ambiciones
personales. Y la Cuba de Fidel logró adiestrar y adoctrinar futuros dirigentes
venezolanos y de otros países, incluyendo al actual Presidente, para hacer
posible lo que sucedería el 4 de Febrero de 1992: promover un intento de golpe
de Estado en contra del Presidente constitucional Carlos Andrés Pérez.
Pérez, Jefe de Estado democrático, asistido y
respaldado por las Fuerzas Armadas democráticas, logra frustrar la intentona. Y
envía a la cárcel a sus cabecillas, entre ellos al Teniente Coronel Hugo
Chávez. Este paga parcialmente su condena por el acto delictivo del que se
autodenomina su máximo líder. Fue indultado y liberado el 26 de Marzo de 1994.
Salió de la cárcel donde purgaba condena: San Francisco de Yare. Fue posible,
debido a una gracia admnistrativa del Presidente constitucional de entonces,
Rafael Caldera, quien, así, hace posible que el liberado militar inicie una
carrera política que lo convierte en Presidente constitucional de Venezuela en
1999.
Por supuesto, con este militar en rol de Jefe de Estado,
comienza la llamada “Revolución Bolivariana”. Ella luego pasa a ser
promovida como Socialismo del Siglo XXI, que después el propio Fidel Castro la
definiría como “Comunismo Puro". Y así Venezuela termina
convirtiéndose en una pieza más del tablero político continental. Del que
construyeron estratégicamente el Foro de Sao Paulo y el régimen comunista
cubano, y en el que el país petrolero pasa luego a operar como financista
de los movimientos que comenzaron a gestarse en América Latina para
confrontar la Democracia. Pero ya no desde las montañas ni con invasiones
armadas. Sí desde las entrañas de las propias democracias, en un hábil
aprovechamiento del desplazamiento pendular gubernamental de la zona.
Quebrada y arruinada económicamente, pero también
deteriorada moralmente, Venezuela ha terminado siendo el último trofeo del
germen comunista metastásico continental y, posiblemente, mundial. Así
luce en pleno Siglo XXI, cuando 2017 avanza a su culminación en poco más de 100
días. En el país, no abundan los detalles que lo hagan parecer algo
distinto a Cuba, su actual y verdadera Metrópoli. Quizás, sí, que son ahora
países que, de acuerdo a los hechos, hacen suponer que forman parte de otro
tablero político regional. Pero ya no el del Foro de Sao Paulo. Sí de aquel en
donde pesan -y mucho- las voces e influencias de los Estados Unidos y la Unión
Europea, más allá del peso económico y financiero que hacen sentir el Gobierno
de Rusia y el de China Comunista.
Lo cierto e indiscutible: Cuba y Venezuela aparecen hoy ante el resto del mundo hermanadas. No sobresaliendo precisamente por los resultados halagüeños de un comunismo transformador. Sí, en cambio, ahogándose en el mismo charco y arrastrados por una multiplicidad de gravísimos problemas, entre los que destacan, principalmente, un gran rechazo colectivo a nivel interno, y su negación más absoluta de parte de los países vecinos locales y globales democráticos.
Millones de ciudadanos de ambos países figuran
regados por el mundo. Todos huyen del horror y del hambre. No les queda
otra alternativa. Es el uso a la legítima autodefensa, ante causas
similares y la mutua fatídica dependencia. Por supuesto, los problemas se
convierten en una justificada motivación para la unidad, dentro y fuera de cada
territorio. Abundan las causas comunes. Pero habría que buscar ahora la
integración de razones que se traduzcan en el inicio de la tarea
conjunta de superar el momento por el que se pasa. Del grave problema que,
definitivamente, es lección verdadera para evitar que se repitan los inicios de
todo aquello que terminó convirtiéndose en “Comunismo Puro”.
Salir de esa metástasis política e ideológica plantea que,
como contrapartida, se sueña, se opta y se trabaja por una Democracia para el
Siglo XXI. Por una forma de Gobierno que tiene que comenzar por erradicar
decisiones y conductas que, en su momento, justificaron –y hasta generaron
adhesiones- falsas venganzas y costosas revanchas. Venganzas y revanchas culminaron
provocando fracturas sociales y odio; mucho odio. Y con odio y exclusiones,
entre distanciamientos, siempre será imposible alcanzar aquello a lo que se
tiene derecho: libertad, en un ambiente de real desarrollo económico y respeto
constitucional.
Egildo Luján Nava
Coordinador Nacional de Independientes Por el Progreso
(IPP)
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