Por Luis Manuel Aguana
Uno de los
argumentos más replicados, en especial desde la oposición, es que hacer una
Constituyente sin estar en el gobierno es un suicidio. Que todas las
Constituyentes que se han hecho en Venezuela se han montado desde el gobierno.
Que si no se está en la posición de “manejar” los términos de la convocatoria
sería una estupidez que agravaría la situación en la que nos encontramos (como
si ya no fuera lo suficientemente grave) y que es sólo desde el gobierno que se
pueden realizar los cambios requeridos para enderezar los entuertos de estos 15
años de desgobierno.
Primero
fueron los expertos abogados constitucionalistas que desde la oposición nos
dijeron que no se podía realizar una Constituyente porque “el CNE contaría
nuestras firmas y nuestros votos”. Con el respeto que me merecen los
distinguidos juristas no es posible que aún no entiendan que la crisis por la
que atraviesa Venezuela es POLITICA no JURIDICA y amerita una visión del
problema fuera del cuadro.
Si bien es
cierto que cualquier situación siempre puede ser peor, no menos cierto es que
ese enunciado del “no se puede” jurídico, tomado como dogma, nos paraliza y nos
deja como aquel famoso cuento del tigre: “tu lo que quieres es que me coma el
tigre”.
Todos
quienes dicen que no a la convocatoria de una ANC tampoco dan una salida. Se
quedan en el discurso de la "imposibilidad" y no dan soluciones. Me
recuerdan aquellos que ante un problema entran en la negación del "no se
puede". Seguir como estamos que así saldremos.
A estos les
tengo una mala noticia: estamos en medio del "sancocho del sapo". La
temperatura sube y sube y hay cada vez menos posibilidades de que el sapo
salte. Más tiempo, menos posibilidades.
En los 90s,
por aquellas cosas de la vida, me toco representar en una oportunidad a un
grupo internacional de colocación de fondos de inversión privados, interesados
en financiar proyectos para nuestro país. En una reunión con el Presidente de
esa súper corporación, luego de presentarme a su jefe de abogados, me indicó
sonriente, luego de disculparse anticipadamente con su asesor: yo nunca inmiscuyo a los abogados cuando
planifico los negocios. Después que los construyo entonces se los doy para que
procedan a redactar los contratos para hacerlos “legales” de acuerdo al país
donde los hago. Y siempre recuerde: los abogados entran después, no antes.
Con esa
anécdota me puedo imaginar a Hugo Chávez ordenándole a la Corte Suprema de
Justicia en 1999, “¡legalícenme la Constituyente!”, y ¡zas! Apareció el famoso
Poder Originario de la chistera de los supremos jueces.
Por
supuesto, muchísimos juristas saltaron indicando que eso era un exabrupto
legal. Para aquellos que no tuvimos vela en ese entierro vimos que ese Poder
Originario se tragó a la Constitución de 1961 y quedó para la historia de este
país esa mancha que aún no se saca ni con el más poderoso de los detergentes
legales.
Como me
gustaría que los distinguidos juristas que han opinado y dicen que "no se
puede" me dijeran QUE ES LO QUE SI SE PUEDE hacer en medio de esta
situación tan horrenda que vive Venezuela. Y sin ser abogado y tomando la
posición de aquellos que le dijeron a Chávez que si se podía hacer una
Constituyente de la mano del Poder Originario, a pesar de violar toda la
historia legal del país y la Constitución de 1961, me gustaría también oírles
opinar, solo para variar, como se puede deshacer el entuerto que sus colegas de
la CSJ crearon en 1999 que nos haga salir de esta situación sin matarnos entre
nosotros.
Pues bien,
asumiendo que “no se puede”, que tenemos que esperar “a ser gobierno” para
realizar una Constituyente, solo nos quedarían dos alternativas: a) Dejar las
cosas como están, hacerle caso a la MUD y seguir de elecciones en elecciones
fraudulentas hasta que el sapo se deshaga en agua caliente, porque jamás la
oposición será gobierno en esas circunstancias, y b) De a) se deriva de ese
macabro esperar, que se desplome el país, nos maten los delincuentes, no se
consiga definitivamente la cesta básica por el gravísimo problema económico y
los pobres salgan a las calles a saquear lo que encuentren a su paso. De allí
no le quedaría otra a los militares que hacerse cargo de la situación y recoger
los vidrios rotos porque el país se haría ingobernable.
No hay
muchas salidas, ¿verdad? Bueno, lo que hemos indicado algunos venezolanos de
buenas intenciones (aunque no hay que olvidar que el infierno está empedrado de
eso) es que una Constituyente puede ser una salida pacífica, argumentando
siempre que se haga bajo los términos de ese Poder Originario en su
convocatoria, ordenándole al Poder Constituido Electoral como se contarían esos
votos constituyentes (ver El abc Constituyente en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/08/el-abc-constituyente.html).
Claro está
que esto pasa porque sea el mismo soberano el que realice la convocatoria, NO
el Ilegitimo en Consejo de Ministros, porque entonces se desvirtuaría
completamente el llamado del Soberano a realizar un nuevo Pacto Social que
reunifique a los venezolanos. Entonces, juego trancado. Porque si el Ilegitimo
lo hace, lo que logrará será agravar atrozmente la situación actual. La
disyuntiva es entonces, o convocamos NOSOTROS a esa Constituyente o que Dios
nos agarre confesados.
Soy de la
opinión que de todas formas, ya sea antes o después, hay que convocar al
Soberano para realizar otro Pacto. Me gustaría que fuera ahora, reemplazando a
través de un proceso Constituyente a un gobierno pésimo por uno de Transición
de acuerdo a las reglas del Poder Originario, que recuerden ustedes NO
INVENTAMOS NOSOTROS SINO LOS JURISTAS.
Sin embargo
nuestra historia ha demostrado que los venezolanos no somos pacientes y
queremos las soluciones inmediatas. Y si como dicen los detractores
Constituyentes no hay que “jurungar” ese animal, entonces más les vale a
quienes al final les toque recoger los vidrios rotos de este elefante metido en
la cristalería llamada Venezuela, lo vayan buscando amarrar lo más pronto
posible para que no salgamos todos cortados cuando con furia hambrienta
arremeta contra ella.
Caracas, 21 de Agosto de 2013
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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