Por Luis Manuel Aguana
Aunque lamentablemente y por problemas técnicos escuché por pedazos la
conferencia vía Zello que realizó anoche
el Dr. Luis “Balo” Farías, a través del canal “Venezuela Hasta los Tuétanos” (http://www.ivoox.com/charla-dr-luis-balo-farias-15-12-2014-audios-mp3_rf_3862807_1.html),
explicando nuestra propuesta al país del Proyecto País Venezuela Reconciliada
Vía Constituyente (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/),
si pude escuchar algunas valiosas intervenciones que no puedo menos que
comentar por este medio ya que tocan, a mi modo de ver, el centro de nuestro
planteamiento al país de convocar al Depositario de la Soberanía, al haberse
cerrado todas las vías naturales para: a) solucionar el que consideramos el
verdadero fondo del problema que padecemos los venezolanos, más allá de indicar
que estamos en medio de un Estado delincuente y cubanizado; y b) pasar de un
estado actual de caos a un estado de reconstrucción y recuperación de la
democracia.
No es fácil abordar este problema. Hemos estado muchos meses tratando
de explicarle al país, en especial a la dirigencia política y a aquellos que
marcan opinión el alcance del planteamiento, y si a ellos les resulta difícil
entenderlo, imaginen como puede ser para el resto de la opinión pública a la
cual pretendemos llegar.
Y no se trata que nosotros seamos alguna suerte de “iluminados” que nos
encontramos la piedra filosofal de la política y los demás son unos tapados que
no nos entienden. No. Se trata de ver el
problema desde una perspectiva diferente, de ver más allá del cuadro en donde
nos hemos encasillado desde hace más de 30 años, intentando dar soluciones
tradicionales a problemas inéditos y sumamente complejos.
Comenzaré por el fondo del planteamiento. Chávez llegó a la política
venezolana en 1992 por las mismas razones por las que estamos tratando de salir
de este régimen. Los problemas que había en 1998 y por los cuales los
venezolanos le dieron su voto en mayoría relativa y compraron su planteamiento
constituyente, aun sin saber que implicaba eso ni como se comía, se han
agravado de manera superlativa, al punto que ya no es posible salir por la vía
tradicional electoral como lo plantea la oposición oficial y colaboracionista,
entre otras razones porque el régimen contaminó esa vía para quedarse en el
poder.
Coincidimos plenamente entonces en que no hay salida electoral con
aquellos usuarios de los canales de Zello que forman parte de una resistencia
activa al régimen y que plantean la vía de la aplicación del Artículo 350
constitucional, así como de aquellos amigos, entre los cuales se encuentran
Alberto Franceschi y el V.A Mario Iván Carratú, fundadores de UNO (Un Nuevo
Orden), organización que se ha declarado “político-social, civil y militar”,
que intentan la vía cívico-militar como el mecanismo para lograr esa transición,
a la que indefectiblemente deberemos llegar los venezolanos para pasar de un
estado al otro.
Nuestra diferencia estriba entonces en el cómo llegamos a esa
transición. Todavía no he escuchado de quienes indican que “¡hay que ir al 350
ya!” como se come eso, más allá de pedirle a los militares que intervengan. Incluso
hay quienes han indicado que esa transición debe venir del chavismo (¡!), con
todo y lo sorprendente que esto pueda ser. He opinado en no menos de dos
oportunidades explícitamente en relación al tema de la transición (ver
Reinterpretando la Transición en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/03/reinterpretando-la-transicion.html
y El signo de la Transición http://ticsddhh.blogspot.com/2014/07/el-signo-de-la-transicion.html)
y en ambos coincido en que obviamente no es posible dejar el factor militar
afuera de esta ecuación. PERO (siempre hay un pero) a mi juicio es LA SOCIEDAD
CIVIL Y NO LOS MILITARES los responsables de este proceso, independientemente
que estos últimos sean los que al final obliguen a forzar un cambio en las
condiciones políticas del país.
Es por eso que siempre hemos hablado de la vía CONSTITUCIONAL para
resolver este problema, entre otras razones porque este asunto no es solo de
quienes nos consideramos opositores al régimen sino también de quienes estando
en la acera del oficialismo también desean un cambio y que ven en cada vez
mayor proporción que el sistema que propone el régimen del “mar de la felicidad
cubano” no es la solución. Y es allí donde está el verdadero reencuentro y la
reconciliación. Pero no con los delincuentes sino con el pueblo “chavista” (si,
entre comillas, porque al final también son venezolanos).
Entonces, el Proyecto País Venezuela no es una cosa aislada del
problema de la transición y no se puede ver como un proyecto de “buenas
intenciones” que se aplique después que los militares y un grupo de civiles
iluminados “resuelvan” la transición, entre otras razones porque sería un golpe
de Estado más de los que ya estamos cansados los venezolanos.
Es más, si hay un golpe NO DESEO NINGUNA CONSTITUYENTE y que se quede
la constitución como está, porque esta sería una más de las muchas que han
existido en nuestra historia republicana, que se haría para acomodar la nueva
circunstancia política a los nuevos gobernantes. Sería iluso suponer que
aquellos que vengan en ese nuevo escenario no quieran, como estos que ya
tenemos, administrar la chequera del Estado, en un “quítate tu pa’ponerme yo”.
Nunca habrá garantía de que eso no suceda, siendo una lotería pensar que esos
militares nuevos sean como los de 1958.
¿Qué es lo que le daría verdadera legitimidad a cualquier
pronunciamiento de las Fuerzas Armadas o movimiento cívico-militar como el que
propone UNO? TRES MILLONES DE FIRMAS EN LAS MANOS, certificadas, comprobadas,
blindadas recogidas por una sociedad civil organizada para eso, SIN LA
PARTICIPACION DE NINGUN ORGANO CONSTITUIDO CORROMPIDO. Eso es lo que proponemos
y en eso estamos. Primero es la VOLUNTAD POPULAR expresada en los Artículos 5 y
347 constitucionales, exigiendo como pueblo depositario de la soberanía LA
CONVOCATORIA DE UNA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE con un Tribunal Electoral
Constituyente que garantice Elecciones
Autenticas de los constituyentistas, ensamblado con unas reglas o Bases que el
mismo depositario de la soberanía imponga, que respete el Principio de
Representación Proporcional y la participación de todos los venezolanos sin
distingo de condición política.
Una vez que se tenga el mandato claro del Depositario de la Soberanía
en las manos, no habría fuerza gubernamental que impida un cambio. Allí si toca
que quienes deben defender con las armas esa Soberanía lo hagan, y si no lo
hacen entonces los ciudadanos tienen el derecho y el deber de salir a las
calles a defenderla. Iríamos entonces a las calles con un PROPÓSITO CLARO.
Nadie en el mundo nos puede negar que luchemos para pedir democracia.
¿Se dan cuenta entonces que la transición no es una cosa diferente y
es parte de un mismo todo constitucional? No se me escapa que esa transición
será durísima y las medidas que habrá que tomar serán de mucho dolor para el
pueblo venezolano. Pero es precisamente por eso que no puede ni debe ser la
decisión de unos pocos sin el respaldo de la Soberanía popular que solo deviene
de voluntades recogidas para una reconstrucción basada en un Proyecto con un
norte claro. A eso es lo que llamamos “empoderamiento popular” de aquellos que
dejando de ser pueblo nos convertimos en ciudadanos para exigir democracia y
libertad.
Caracas,
16 de Diciembre de 2014
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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